Hay que ver como son las casualidades. Conozco a Alejando, de DMSC.es a través de la comunidad WordPress de València. Además de nuestro interés por el propio WP tenemos otro en común, la visión del color. Recientemente ha publicado una entrada sobre qué es la fotometría y como este año, de momento, me toca impartir los seminarios de Psicofísica de la Visión he pensado en ampliar y compelementar su post.
Ambas tratan sobre el estudio de la energía de las ondas electromagnéticas. La primera estudia todos los tipos de ondas electromagnéticas mientras que la segunda se centra exclusivamente en las ondas que podemos ver, en la luz.
¿Y cuál es la diferencia entre una y otra?
Pues básicamente estudian lo mismo, las radiaciones electromagnéticas, pero la fotometría se centra en aquellas que podemos ver, es decir, la luz.
La radiación eletromagnética, que no radiactividad, es una oscilación del campo electromagnético en forma de onda. Para ampliar información os aconsejo que empecéis por la Wikipedia: radiación electromagnética, onda. El estudio de estas ondas genera una serie de magnitudes respecto a cuestiones energéticas como son la energía radiante, cuya unidad de medida es el julio (J
), el flujo radiante (watt
), la intensidad radiante (watt/estereoradián
) y la excitancia radiante (w/m2
), radiancia e irradiancia (w/m2
).
Estas magnitudes analizan diferentes aspectos de la fuente de emisión de la radiación. Y son importantes para muchos aspectos a nivel técnico y a nivel de seguridad por ejemplo. Las radiaciones per sé no son malas para la salud, pero en función de la energía que transmitan pueden ser dañinas.
Cuando se aplican estas magnitudes a la luz normal nos encontramos con ciertas sorpresas que inicialmente pueden ser desconcertantes y por ello existe la fotometría, para aplicar bien el conocimiento físico de la radiometría de forma que se tenga en cuenta la percepción visual. Por ejemplo, a nivel radiométrico podemos pensar que una fuente que tiene mayor flujo radiante va a iluminar más, pero cuando hacemos un experimento de sensibilidad a la luz según su color nos encontramos con que esto no es así y que según sea el color de la luz varía la percepción de la cantidad de luz que emite la fuente aunque en términos radiométricos emitan la misma cantidad de energía.
Cosas diferentes son por un lado la energía que tiene una radiación electromagnética emitida por una fuente en particular y otra es la capacidad de estimular al sistema visual que tenga esa radiación y generar la percepción de luz que va a depender exclusivamente de la longitud de onda de la radiación.
¿Y qué tiene esto que ver con una bombilla?
Si al igual que yo ya tienes cierta edad sabrás qué se puede hacer con un lápiz Staedtler y una cinta de cassette, pero también sabrás que cuando comprabas una bombilla te preguntaban el tipo de rosca y los watios (w).
Esto era porque el watt, unidad de potencia, servía para estimar la cantidad de luz que podía emitir una bombilla incandescente. A mayor potencia más luz y más calor.
Ahora en cambio, vamos al Ikea, por ejemplo, y para elegir una bombilla nos encontramos con otra información. Seguimos buscando primero el tipo de rosca pero ahora tenemos más parámetros que elegir: el valor de lúmenes y la temperatura de color.
Seguro que mucha gente piensa, claro como son LED la tecnología es distintia y los parámetros por los que guiarnos deben de ser distintos, pero no. El cambio es algo un poco más simple, se ha pasado de especificar magnitudes radiométricas a especificar magnitudes fotométricas.
Para hacer el paso de magnitudes radiométricas (por ejemplo de flujo radiante en watios a flujo luminoso en lúmenes) tendremos que ver la capacidad para estimular al sistema visual de las diferentes longitudes de onda que componen la radiación y sumar el efecto de todas y cada una de ellas. Dicho efecto se resume en la curva de sensibilidad espectral relativa del observador patrón.
¿Alguna duda?